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«Dirás a los hijos de Israel: Estas son las normas para las personas que pecan por ignorancia contra uno de los mandamientos de Yavé, haciendo algo que no debe hacerse. (Levítico 4, 2)
Si toda la comunidad de Israel ha pecado por ignorancia, sin darse cuenta de que hizo alguna cosa prohibida por Yavé, (Levítico 4, 13)
«Habla a los hijos de Israel y diles: No comerán sebo de buey, ni de cordero ni de cabra. (Levítico 7, 23)
«Habla a los hijos de Israel y diles: El que presente a Yavé un sacrificio de comunión le regalará una porción del sacrificio. (Levítico 7, 29)
Yo quito a los hijos de Israel, de sus sacrificios de comunión, el pecho que fue mecido y el pernil que fue puesto aparte, para dárselos al sacerdote Aarón y a sus hijos. Este será para siempre derecho suyo entre los hijos de Israel. (Levítico 7, 34)
Esto es lo que mandó Yavé que les dieran los hijos de Israel, el día en que fueron consagrados: es un decreto perpetuo de generación en generación. (Levítico 7, 36)
Esto es lo que Yavé ordenó a Moisés en el monte, el día en que mandó a los hijos de Israel que presentaran sus ofrendas a Yavé en el desierto de Sinaí.» (Levítico 7, 38)
El día octavo, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel. Entonces dijo a Aarón: (Levítico 9, 1)
Luego hablarás a los hijos de Israel para decirles: Tomen un macho cabrío para el sacrificio por el pecado y un ternero y un cordero, ambos de un año y sin defecto, para el holocausto; (Levítico 9, 3)
Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: «No lleven la cabeza cubierta ni rasguen sus vestiduras en señal de duelo, no sea que mueran ustedes y el castigo se extienda a toda la comunidad. Más bien son sus hermanos, toda la gente de Israel, quienes harán duelo por el fuego de Yavé. (Levítico 10, 6)
y enseñar a los hijos de Israel todas los ritos que Yavé les ha dado por medio de Moisés.» (Levítico 10, 11)
Tú, y contigo tus hijos e hijas, comerán también en lugar puro el pecho que ha sido mecido y el pernil que ha sido separado, pues son la parte que te corresponde a ti y tus hijos en los sacrificios de comunión que los hijos de Israel me presentan. (Levítico 10, 14)