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  • Si, en cambio, ve que no aparece pelo blanco en la mancha, que no está hundida la piel, recluirá la persona siete días. (Levítico 13, 26)

  • el sacerdote las examinará; si comprueba que las man chas de la piel son de color blanco, se trata de una eczema que ha brotado en la piel; esta persona es pura. (Levítico 13, 39)

  • Pero si en la calva, por detrás o por delante, aparece una llaga de color blanco rojizo, es lepra que se ha producido en la calva, sea por detrás o por delante. (Levítico 13, 42)

  • El sacerdote lo examinará y, si la hinchazón de la llaga en la parte calva es de color blanco rojizo, con aspecto de lepra en la piel, (Levítico 13, 43)

  • Yo tiraré tres flechas hacia la piedra como que me ejercito en tirar al blanco. (1 Samuel 20, 20)

  • Había guirnaldas de lino blanco y de púrpura violeta sujetas por cordones de seda y púrpura, pendientes de anillos de plata clavados en columnas de mármol. Divanes de oro y plata se encontraban distribuidos sobre el piso revestido de mármol blanco, nácar y mosaicos. (Ester 1, 6)

  • Mardoqueo salió del palacio real, vestido con un traje de rey, de púrpura violeta y lino blanco, con una gran corona de oro en su cabeza y un manto de seda y púrpura. Cuando el decreto fue publicado en Susa, la ciudad se estremeció de alegría. (Ester 8, 15)

  • Si he pecado, ¿qué te he hecho a ti, guardián de los hombres? ¿Por qué me has tomado como blanco de tus golpes? ¿En qué te molesto? (Job 7, 20)

  • Me convirtióen su blanco, por doquier me apuntan sus flechas; traspasa mis entrañas sin piedad y derrama por el suelo mi hiel. (Job 16, 13)

  • ¿No soy acaso el blanco de las burlas y mis noches envenenan sus insolencias? (Job 17, 2)

  • En sus manos ha alzado el rayo y le ordena dar en el blanco. (Job 36, 32)

  • Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. (Salmos 51, 9)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina