Fundar 259 Resultados para: comer maná

  • porque comer demasiado enferma, y la gula provoca indigestión. (Sirácides (Eclesiástico) 37, 30)

  • ¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el que vive sin problemas, gozando de sus bienes, para el que va adelante y todo le resulta, para el que todavía tiene salud para comer! (Sirácides (Eclesiástico) 41, 1)

  • Pero el general les contestó: «¿Ustedes se figuran que mi patrón me mandó a decirles estas cosas nada más que a su patrón y a ustedes y no a la gente que está sentada encima de las murallas y que junto con ustedes está condenada a comer sus excrementos y a tomar su orina?» (Isaías 36, 12)

  • Isaías dijo a Ezequías: «Esto te servirá de señal: Este año se comerá del trigo sembrado, y el año siguiente lo que brote sin sembrar. Pero al tercer año podrán comer y cosechar, plantar viñas y comer su fruto. (Isaías 37, 30)

  • A tus opresores los haré comer su propia carne. y se emborracharán con su sangre como si fuese vino. Y todo mortal sabrá que yo, Yavé, soy tu Salvador y que tu Redentor es el Campeón de Jacob. (Isaías 49, 26)

  • Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y haberla hecho germinar, para que dé la simiente para sembrar y el pan para comer, (Isaías 55, 10)

  • Por eso, así dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel: «Yo daré de comer ajenjo a este pueblo y les voy a dar de beber agua envenenada. (Jeremías 9, 14)

  • y cumpliré el juramento que hice a sus padres de darles una tierra que mana leche y miel (como es el caso ahora)». Yo respondí: «Sí, Yavé.» (Jeremías 11, 5)

  • No entres en la casa donde celebran una fiesta, para sentarte con ellos y comer y beber. (Jeremías 16, 8)

  • Les haré comer la carne de sus hijos e hijas, y se devorarán entre ellos, en medio del angustioso asedio y de la miseria a que los reducirán sus enemigos, que quieren quitarles la vida. (Jeremías 19, 9)

  • Un canasto tenía higos muy buenos, como son los primeros que maduran; el otro tenía higos podridos, tan malos que no se podían comer. (Jeremías 24, 2)

  • Y me preguntó Yavé: «¿Qué ves, Jeremías?» Le contesté: «Higos. Los buenos son muy buenos; los malos están tan podridos que no se pueden comer.» (Jeremías 24, 3)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina