Fundar 301 Resultados para: falsos dioses

  • Y al modo que encierran detrás de muchas puertas al que ofendió al rey, como se practica con un muerto que se lleva al sepulcro, así los sacerdotes aseguran las puertas con cerraduras y cerrojos para que los ladrones no despojen a sus dioses. (Baruc 6, 17)

  • estos dioses son como las vigas de una casa que están roídas por dentro; la polilla se los come a ellos y sus vestiduras sin que ellos se den cuenta. (Baruc 6, 19)

  • Por donde pueden conocer que no son dioses; y, por lo mismo, no los teman. (Baruc 6, 22)

  • Las mujeres embarazadas y las que están impuras por sus reglas comen los sacrificios de ellos. Conociendo, pues, por todas estas cosas que no son dioses, no tienen que temerlos. (Baruc 6, 28)

  • Mas ¿por qué los llaman dioses? Las mujeres presentan dones a esos dioses de plata, de oro y de madera; (Baruc 6, 29)

  • y rugen dando gritos en la presencia de sus dioses, como se practica en un banquete fúnebre. (Baruc 6, 31)

  • Son semejantes a las piedras del monte esos dioses de madera, de piedra, de oro, de plata. Los que los adoran serán confundidos. (Baruc 6, 38)

  • ¿Cómo, pues, puede pensarse o decirse que son dioses? (Baruc 6, 39)

  • Ellos, que piensan, no son capaces de rechazar a dioses que no tienen entendimiento. (Baruc 6, 41)

  • Todo lo que se hace en honor de estos dioses es engaño. ¿Cómo, pues, podrá nunca juzgarse o decirse que ésos sean dioses? (Baruc 6, 44)

  • Los artífices mismos de los ídolos duran poco tiempo; ¿podrán, pues, ser dioses las cosas que ellos mismos se fabrican? (Baruc 6, 46)

  • Porque, si sobreviene alguna guerra o desastre, los sacerdotes andan discurriendo dónde refugiarse con sus dioses. (Baruc 6, 48)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina