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A causa de esto, el rey Darío puso por escrito la prohibición. (Daniel 6, 10)
Entonces se presentaron ante el rey y, refiriéndose a la prohibición real, le dijeron: "¿Acaso no has escrito una prohibición según la cual todo el que dirija una oración dentro de los próximos treinta días, a cualquier dios u hombre que no seas tú, rey, debe ser arrojado al foso de los leones?". El rey tomó la palabra y dijo: "Así es, en efecto, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable". (Daniel 6, 13)
Entonces ellos tomaron la palabra y dijeron en presencia del rey: "Daniel, uno de los deportados de Judá, no te ha hecho caso, rey, ni a ti ni a la prohibición que tú has escrito, y tres veces al día hace su oración". (Daniel 6, 14)
Toda esa desgracia nos sobrevino según lo que está escrito en la Ley de Moisés. Pero nosotros no hemos aplacado la ira del Señor, nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestra iniquidad y reconociendo tu fidelidad. (Daniel 9, 13)
Él me dijo: "Esta es la Maldición que se desencadena sobre todo el país. Porque según lo escrito de un lado, todo ladrón será eliminado, y según lo escrito del otro, todo perjuro será eliminado. (Zacarías 5, 3)
«En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: (Mateo 2, 5)
Jesús le respondió: «Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». (Mateo 4, 4)
diciéndole: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra». (Mateo 4, 6)
Jesús le respondió: «También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios». (Mateo 4, 7)
Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto». (Mateo 4, 10)
Él es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. (Mateo 11, 10)
Y les decía: «Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones». (Mateo 21, 13)