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Ustedes se acercaron y permanecieron al pie de la montaña, mientras la montaña ardía envuelta en un fuego que se elevaba hasta lo más alto del cielo, entre negros nubarrones y una densa oscuridad. (Deuteronomio 4, 11)
Cuando oyeron la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía envuelta en llamas, todos ustedes, jefes de tribu y ancianos, se acercaron a mí (Deuteronomio 5, 23)
y una vez que los tuvieron afuera, se los llevaron a Josué. Este convocó a todos los hombres de Israel y dijo a los oficiales que lo habían acompañado: "Acérquense y pongan sus pies sobre la nuca de estos reyes". Ellos se acercaron y les pusieron el pie sobre la nuca. (Josué 10, 24)
Los jefes de familia de los levitas se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de familia de las tribus israelitas, (Josué 21, 1)
Como estaban cerca de la casa de Micá, reconocieron la voz del joven levita. Entonces se le acercaron y le dijeron: "¿Quién te ha traído por aquí? ¿Qué haces en este lugar? ¿Qué es lo que tienes aquí?". (Jueces 18, 3)
Ellos se acercaron hasta allí, entraron en la casa de Micá, donde estaba el joven levita, y lo saludaron. (Jueces 18, 15)
Los israelitas se acercaron por segunda vez a los benjaminitas, (Jueces 20, 24)
Mientras Samuel ofrecía el holocausto, los filisteos se acercaron a combatir contra Israel. Pero aquel día, el Señor lanzó sus truenos con gran fragor sobre los filisteos. Así sembró la confusión entre ellos, y fueron desbaratados por Israel. (I Samuel 7, 10)
si él se enfurece y te dice: ‘¿Por qué se acercaron tanto a la ciudad para librar combate? ¿No sabían que arrojan proyectiles desde lo alto de la muralla? (II Samuel 11, 20)
¿Quién hirió mortalmente a Abimélec, hijo de Ierubaal? ¿No fue una mujer la que le arrojó una piedra de molino desde lo alto del muro, y así él murió en Tébes? ¿Por qué se acercaron tanto a la muralla?’, entonces tú le dirás: ‘También ha muerto tu servidor Urías, el hitita’". (II Samuel 11, 21)
Pero sus servidores se acercaron para decirle: "Padre, si el profeta te hubiera mandado una cosa extraordinaria ¿no la habrías hecho? ¡Cuánto más si él te dice simplemente: Báñate y quedarás limpio!". (II Reyes 5, 13)
Por último, acercaron los chivos para el sacrificio expiatorio y los colocaron delante del rey y de la asamblea para que les impusieran las manos. (II Crónicas 29, 23)