Fundar 20 Resultados para: Amnón

  • David tuvo hijos en Hebrón. Su primogénito Amnón, hijo de Ajinoam de Yizreel; (II Samuel 3, 2)

  • Sucedió después que Absalón, hijo de David, tenía una hermana que era hermosa, llamada Tamar, y Amnón, hijo de David, se prendó de ella. (II Samuel 13, 1)

  • Estaba Amnón tan atormentado que se puso enfermo, porque su hermana Tamar era virgen y le parecía difícil a Ammón hacerle algo. (II Samuel 13, 2)

  • Tenía Amnón un amigo llamado Yonadab, hijo de Simá, hermano de David; era Yonadab hombre muy astuto, (II Samuel 13, 3)

  • y le dijo: «¿Qué te sucede, hijo del rey, que de día en día estás más afligido? ¿No me lo vas a descubrir?» Amnón le dijo: «Estoy enamorado de Tamar, hermana de mi hermano Absalón.» (II Samuel 13, 4)

  • Y Amnón se acostó fingiéndose enfermo. Entró el rey a verle y Amnón dijo al rey: «Que venga, por favor, mi hermana Tamar y fría delante de mí un par de frituras y yo las comeré de su mano.» (II Samuel 13, 6)

  • David envió a decir a Tamar a su casa: «Vete a casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer.» (II Samuel 13, 7)

  • tomó la sartén y la vació delante de él, pero él no quiso comer; y dijo Amnón: «Que salgan todos de aquí.» Y todos salieron de allí. (II Samuel 13, 9)

  • Entonces Amnón dijo a Tamar: «Tráeme la comida a la alcoba para que coma de tu mano.» Tomo Tamar las frituras que había hecho, se las llevó a su hermano Amnón a la alcoba (II Samuel 13, 10)

  • Después Amnón la aborreció con tan gran aborrecimiento que fue mayor su aborrecimiento que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: «Levántate y vete.» (II Samuel 13, 15)

  • Su hermano Absalón le dijo: «¿Es que tu hermano Amnón ha estado contigo? Ahora calla, hermana mía; es tu hermano. No te preocupes de este asunto.» Y Tamar quedó desolada en casa de su hermano Absalón. (II Samuel 13, 20)

  • Cuando el rey David supo todas estas cosas se irritó en extremo, pero no quiso castigar a su hijo Amnón, al que amaba porque era su primogénito. (II Samuel 13, 21)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina