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Pues bien, diles: Así dice el Señor Yahveh: Ya no habrá más dilación para ninguna de mis palabras. Lo que yo hablo es una palabra que se cumple, oráculo del Señor Yahveh. (Ezequiel 12, 28)
Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por causa de vuestras palabras vanas y vuestras visiones mentirosas, sí, aquí estoy contra vosotros, oráculo del Señor Yahveh. (Ezequiel 13, 8)
Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia el mediodía, destila tus palabras hacia el sur, profetiza contra el bosque de la región del Négueb. (Ezequiel 21, 2)
Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, destila tus palabras hacia su santuario y profetiza contra la tierra de Israel. (Ezequiel 21, 7)
Y vienen a ti en masa, y mi pueblo se sienta delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Porque hacen amores con su bosca, pero su corazón sólo anda buscando su interés. (Ezequiel 33, 31)
Tú eres para ellos como una canción de amor, graciosamente cantada, con acompañamiento de buena música. Escuchan tus palabras, pero no hay quien las cumpla. (Ezequiel 33, 32)
Me habéis desafiado con vuestra boca, habéis multiplicado contra mí vuestras palabras, lo he oído todo. (Ezequiel 35, 13)
Si no me dais a conocer el sueño, una misma será vuestra sentencia. Habéis acordado entre vosotros decirme palabras mentirosas y falsas, mientras cambian los tiempos. Por tanto, indicadme el sueño y sabré que podéis darme su interpretación.» (Daniel 2, 9)
Pero Daniel se dirigió con palabras sabias y prudentes a Aryok, jefe de la guardia real, que se disponía a matar a los sabios de Babilonia. (Daniel 2, 14)
Aún estaban estas palabras en la boca del rey, cuando una voz cayó del cielo: «¡A ti se te habla, rey Nabucodonosor! La realeza se te ha ido. (Daniel 4, 28)
En la sala del festín entró la reina, enterada por las palabras del rey y de sus dignatarios. Y dijo la reina: «¡Viva el rey eternamente! No te turben tus pensamientos ni tu semblante cambie de color. (Daniel 5, 10)
Y ésta es la interpretación de las palabras: Mené: Dios ha medido tu reino y le ha puesto fin; (Daniel 5, 26)