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  • Pues, cuando nuestros padres fueron llevados a Persia, los sacerdotes piadosos de entonces, habiendo tomado fuego del altar, lo escondieron secretamente en una concavidad semejante a un pozo seco, en el que tan a seguro lo dejaron, que el lugar quedó ignorado de todos. (II Macabeos 1, 19)

  • Hecho esto, se encendió una llamarada que quedó absorbida por el mayor resplandor que brillaba en el altar. (II Macabeos 1, 32)

  • Cuando quedó totalmente inutilizado, pero respirando todavía, mandó que le acercaran al fuego y le tostaran en la sartén. Mientras el humo de la sartén se difundía lejos, los demás hermanos junto con su madre se animaban mutuamente a morir con generosidad, y decían: (II Macabeos 7, 5)

  • con el auxilio del Señor, quedó humillado por los mismos que él despreciaba como los más viles; despojándose de sus galas, como un fugitivo a campo través, buscando la soledad llegó hasta Antioquía con mucha suerte, después del desastre de su ejército. (II Macabeos 8, 35)

  • Cuando Nicanor recibió la comunicación, quedó consternado, pues le desagradaba mucho tener que anular lo convenido, sin que hubiera cometido aquel hombre injusticia alguna. (II Macabeos 14, 28)

  • Así pasaron los acontecimientos relacionados con Nicanor. Como desde aquella época la ciudad quedó en poder de los hebreos, yo también terminaré aquí mismo mi relato. (II Macabeos 15, 37)

  • Los artificios de la magia resultaron ineficaces; con gran afrenta quedó refutado su pretendido saber, (Sabiduría 17, 7)

  • Mirad a las generaciones de antaño y ved: ¿Quién se confió al Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y quedó abandonado? ¿Quién le invocó y fue desatendido? (Eclesiástico 2, 10)

  • Cuando Elías en el torbellino quedó envuelto, Eliseo se llenó de su espíritu. En sus días no fue zarandeado por príncipe, y no pudo dominarle nadie. (Eclesiástico 48, 12)

  • Sólo quedó un pueblo reducido, con un príncipe de la casa de David. Algunos de ellos hicieron lo agradable a Dios, pero otros multiplicaron los pecados. (Eclesiástico 48, 16)

  • que así me ha dicho Yahveh: Estaré quedo y observaré desde mi puesto, como calor ardiente al brillar la luz, como nube de rocío en el calor de la siega. (Isaías 18, 4)

  • Senaquerib, rey de Asiria, partió y, volviéndose, se quedó en Nínive. (Isaías 37, 37)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina