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Esta es la ley del holocausto, de la oblación, del sacrificio por el pecado, del sacrificio de reparación, del sacrificio de investidura y del sacrificio de comunión, (Levítico 7, 37)
«Toma a Aarón y con él a sus hijos, y también las vestiduras, el óleo de la unción, el novillo para el sacrificio por el pecado, los dos carneros y el canastillo de los ázimos; (Levítico 8, 2)
Después hizo traer el novillo para el sacrificio por el pecado, y Aarón y sus hijos impusieron las manos sobre la cabeza del novillo, víctima por el pecado. (Levítico 8, 14)
Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero del sacrificio de la investidura, y Aarón y sus hijos impusieron las manos sobre la cabeza del carnero. (Levítico 8, 22)
Moisés lo recibió de sus manos y lo quemó en el altar, encima del holocausto. Era el sacrificio de investidura, calmante aroma, manjar abrasado en honor de Yahveh. (Levítico 8, 28)
Dijo a Aarón: «Trae un becerro para el sacrificio por el pecado y un carnero para el holocausto, ambos sin defecto, para ofrecerlos ante Yahveh. (Levítico 9, 2)
Hablarás a los israelitas, diciendo: "Tomad un macho cabrío para el sacrificio por el pecado y un becerro y un cordero, ambos de un año y sin defecto, para el holocausto; (Levítico 9, 3)
Después Moisés dijo a Aarón: «Acércate al altar, ofrece tu sacrificio por el pecado y tu holocausto, y haz la expiación por ti mismo y por tu casa; presenta también la ofrenda del pueblo y haz la expiación por ellos, como Yahveh lo ha prescrito.» (Levítico 9, 7)
Acercóse, pues, Aarón al altar e inmoló el becerro del sacrificio por su propio pecado. (Levítico 9, 8)
Después presentó la ofrenda del pueblo: tomó el macho cabrío correspondiente al sacrificio por el pecado del pueblo, lo inmoló y lo sacrificó como el primero. (Levítico 9, 15)
Inmoló asimismo el toro y el carnero como sacrificio de comunión por el pueblo. Los hijos de Aarón le entregaron la sangre, que él derramó sobre todos los lados del altar. (Levítico 9, 18)
Entonces Aarón, alzando las manos hacia el pueblo, lo bendijo; después de haber acabado el sacrificio por el pecado, el holocausto y el sacrificio de comunión, descendió. (Levítico 9, 22)