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Desde el desierto y el Líbano hasta el Río grande, el Eufrates, (toda la tierra de los hititas) y hasta el mar Grande de poniente, será vuestro territorio. (Josué 1, 4)
Por este motivo hizo Josué esta circuncisión: toda la población masculina salida de Egipto, los útiles para la guerra, había muerto en el desierto, por el camino, después de la salida de Egipto. (Josué 5, 4)
Estaba circuncidada toda la población que había salido, pero el pueblo nacido en el desierto, de camino, después de la salida de Egipto, no había sido circuncidado. (Josué 5, 5)
Porque durante cuarenta años anduvieron los israelitas por el desierto, hasta que pereció toda la nación, los hombres salidos de Egipto útiles para la guerra. No obedecieron a la voz de Yahveh y Yahveh les juró que no les dejaría ver la tierra que había prometido a sus padres que nos daría, tierra que mana leche y miel. (Josué 5, 6)
Josué y todo Israel se hicieron los derrotados por ellos y huyeron camino del desierto. (Josué 8, 15)
Cuando los hombres de Ay volvieron la vista atrás y vieron la humareda que subía de la ciudad hacia el cielo, no tuvieron fuerza para huir por un lado o por otro. El pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra los perseguidores. (Josué 8, 20)
Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Ay en el campo y en el desierto, hasta donde habían salido en su persecución, y todos ellos cayeron a filo de espada hasta no quedar uno, todo Israel volvió a Ay y pasó a su población a filo de espada. (Josué 8, 24)
Y nos han dicho nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra: «Tomad en vuestras manos provisiones para el viaje, id a su encuentro y decidles: "Siervos vuestros somos: haced, pues, alianza con nosotros." (Josué 9, 11)
Este nuestro pan estaba caliente cuando hicimos provisión de él en nuestras casas para el viaje, el día en que partimos para venir a vuestro encuentro: miradlo ahora duro y desmigado. (Josué 9, 12)
en la montaña, en la Tierra Baja, en la Arabá, en las laderas, en le desierto, en el Négueb: hititas, amorreos, cananeos, perizitas, jivitas y jebuseos: (Josué 12, 8)
Pues ahora mira cómo Yahveh me ha conservado con vida según lo prometió. Hace 45 años que Yahveh le dijo esto a Moisés, cuando Israel iba por el desierto, y ahora tengo 85 años. (Josué 14, 10)
La suerte que tocó a la tribu de los hijos de Judá conforme a sus clanes cayó hacia la frontera de Edom, desde el desierto de Sin hacia el mediodía hasta Cadés en el extremo sur. (Josué 15, 1)