Fundar 1928 Resultados para: ancianos de Israel

  • Os aseguro, además, que en tiempo de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y hubo gran hambre en toda la tierra, había muchas viudas en Israel, (Lucas 4, 25)

  • Y había muchos leprosos en Israel cuando Eliseo profeta, pero ninguno de ellos fue limpiado de su lepra sino Naamán, el sirio". (Lucas 4, 27)

  • oyó hablar de Jesús, y mandó unos ancianos de los judíos a rogarle que fuese a curar a su criado. (Lucas 7, 3)

  • Al oírlo, quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Os aseguro que ni en Israel he encontrado una fe como ésta". (Lucas 7, 9)

  • Jesús añadió que el hijo del hombre tenía que padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día. (Lucas 9, 22)

  • Un día, mientras enseñaba al pueblo en el templo y anunciaba el evangelio, los sumos sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos (Lucas 20, 1)

  • para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel". (Lucas 22, 30)

  • Y dijo a los sumos sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido a prenderlo: "Habéis venido a prenderme como a un ladrón, con espadas y palos. (Lucas 22, 52)

  • Al amanecer, celebraron consejo los ancianos del pueblo, los sumos sacerdotes y los maestros de la ley; lo llevaron al tribunal (Lucas 22, 66)

  • Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, pero a todo esto ya es el tercer día desde que sucedieron estas cosas. (Lucas 24, 21)

  • Yo no lo conocía; pero si yo he venido a bautizar con agua es para que él se dé a conocer a Israel". (Juan 1, 31)

  • Natanael le respondió: "Rabí, tú eres el hijo de Dios, tú eres el rey de Israel". Jesús le contestó: (Juan 1, 49)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina