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La joven le gustó, y él se apresuró a darle el tratamiento de belleza y alimentos, poniendo a su disposición siete doncellas elegidas entre las mejores del palacio real; luego la llevó con sus doncellas al sitio mejor del harén. (Ester 2, 9)
Cuando pasaba al palacio real para presentarse al rey, cada joven podía llevar consigo del harén todo lo que quisiera. (Ester 2, 13)
Ester fue llevada al palacio real y presentada al rey Asuero, el décimo mes, el mes tebet, en el año séptimo de su reinado. (Ester 2, 16)
Y el rey la prefirió a todas las demás mujeres, puso la corona real sobre su cabeza y la eligió por reina en sustitución de Vasti. (Ester 2, 17)
Dio después un espléndido banquete en honor de Ester a todos los príncipes y servidores. Concedió un día de fiesta a todas las provincias y repartió regalos con su esplendidez real. (Ester 2, 18)
Mardoqueo era por entonces empleado del palacio real. Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, llenos de ira, tramaban la muerte del rey. (Ester 2, 21)
Si al rey le parece bien, decrete que sea exterminado, y yo entregaré al tesoro real trescientas cuarenta toneladas de plata". (Ester 3, 9)
El trece del primer mes, el de nisán, fueron convocados los secretarios del rey para sacar copias de las órdenes reales y mandarlas a todos los sátrapas del rey, a los gobernadores de las provincias y a los jefes de cada pueblo, según la escritura de cada provincia y la lengua de cada pueblo. Las copias fueron firmadas en nombre del rey Asuero y selladas con su anillo real. (Ester 3, 12)
Hatac salió y fue a donde estaba siempre Mardoqueo, en la plaza que había delante de la puerta real. (Ester 4, 6)
Tres días después, Ester, revestida de reina, llegó al atrio interior de palacio, ante la cámara real. Asuero estaba sentado en el trono en la sala real, de cara a la puerta. (Ester 5, 1)
Aquel día Amán salió satisfecho y gozoso, pero cuando vio a Mardoqueo sentado delante de la puerta real y que ni siquiera se había levantado ni movido en su presencia, se enfureció contra él. (Ester 5, 9)
Pero nada me importa todo esto, mientras vea al judío Mardoqueo sentado a la puerta real". (Ester 5, 13)