Fundar 782 Resultados para: templo

  • Pues yo os digo que hay aquí algo más grande que el templo. (Mateo 12, 6)

  • Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: Lo que tenía para ayudarte lo he ofrecido al templo, (Mateo 15, 5)

  • Jesús entró en el templo y echó a todos los que estaban allí vendiendo y comprando. Volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, (Mateo 21, 12)

  • Se llegaron a él en el templo ciegos y cojos, y los curó. (Mateo 21, 14)

  • Pero los sumos sacerdotes y los maestros de la ley, al ver las maravillas que hacía y a los niños que gritaban en el templo "¡Viva el hijo de David!", se indignaron y le dijeron: (Mateo 21, 15)

  • Entró en el templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado esa autoridad?". (Mateo 21, 23)

  • Jesús salió del templo e iba caminando, cuando se le acercaron sus discípulos para mostrarle las construcciones del templo. (Mateo 24, 1)

  • Jesús dijo a aquel tropel de gente: "¡Habéis venido a prenderme como a un ladrón, con espadas y palos! Todos los días enseñaba sentado en el templo y no me prendisteis. (Mateo 26, 55)

  • Al fin llegaron dos que dijeron: "Éste dijo: Puedo derribar el templo de Dios y en tres días reedificarlo". (Mateo 26, 61)

  • Tiró en el templo las monedas, fue y se ahorcó. (Mateo 27, 5)

  • Los sumos sacerdotes recogieron las monedas de plata y dijeron: "No es lícito echarlas en el tesoro del templo, porque son precio de sangre". (Mateo 27, 6)

  • y diciendo: "¡Tú que destruías el templo y lo reedificabas en tres días, sálvate a ti mismo si eres hijo de Dios, y baja de la cruz!". (Mateo 27, 40)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina