10. De su descendencia brotó aquel retoño impío, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que estuvo en Roma como rehén. Llegó a ser rey el año ciento treinta y siete de la era de los griegos.





“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina