Salmos, 102
3. No me escondas tu cara en el día de mi desgracia, vuelve tus oídos hacia mí el día que te invoco, apresúrate en responderme.
3. No me escondas tu cara en el día de mi desgracia, vuelve tus oídos hacia mí el día que te invoco, apresúrate en responderme.
“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina