Salmos, 140
5. Señor, protégeme de manos del impío, defiéndeme de la gente violenta, que piensan cómo hacerme tropezar.
5. Señor, protégeme de manos del impío, defiéndeme de la gente violenta, que piensan cómo hacerme tropezar.
“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina