7. Intervino Jeremías, al que habían maltratado. Fue consagrado como profeta desde el vientre de su madre: tenía que arrancar, destruir y dejar en ruinas, y luego construir y plantar.





“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina