Löydetty 241 Tulokset: Ángel Rafael

  • «Señor, cuando los mensajeros del rey de Asiria te insultaron, vino tu ángel y mató a ciento ochenta mil de ellos. (1 Macabeos 7, 41)

  • Cuando los hombres del Macabeo supieron que se ponía sitio a sus ciudades fuertes, suplicaron al Señor junto con todo el pueblo, en medio de gemidos y lágrimas, que enviara un ángel bueno para salvar a Israel. (2 Macabeos 11, 6)

  • Así dijo Judas en su invocación: «Oh Señor, ya enviaste tu ángel en los días de Ezequías, rey de Judá, e hizo perecer a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército de Senaquerib; (2 Macabeos 15, 22)

  • envía también ahora, oh Señor del Cielo, tu ángel bueno delante de nosotros para llenar de temor y espanto a nuestros enemigos. (2 Macabeos 15, 23)

  • El malvado sólo piensa en rebelarse, pero se le mandará un ángel de infortunio. (Proverbios 17, 11)

  • no sea que por eso sufras un percance y deberás confesar ante su ángel: "¡No lo había pensado!" ¿Necesitas de una promesa que va a irritar a Dios y acarrearte sinsabores? (Eclesiastés (Qohelet) 5, 5)

  • El Señor castigó al campamento de los Asirios, su ángel los exterminó. (Sirácides (Eclesiástico) 48, 21)

  • Esa misma noche el Angel de Yavé hirió de muerte a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la hora de levantarse, en la mañana, no había más que cadáveres. (Isaías 37, 36)

  • en todas sus pruebas. No era un delegado ni un ángel, sino él mismo, quien los salvaba. Lleno de amor y de piedad, él mismo los rescataba; se encargó de ellos y los guió durante todo el tiempo pasado. (Isaías 63, 9)

  • Porque mi ángel está con ustedes y yo mismo tendré cuidado de sus almas. (Baruc 6, 6)

  • Pero el ángel del Señor bajó al horno junto a Azarías y sus compañeros; empujó fuera del horno la llama de fuego, (Daniel 3, 49)

  • Nabucodonosor exclamó: «Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago que envió a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en él, desobedecieron la orden del rey y entregaron su cuerpo al fuego antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios (Daniel 3, 95)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina