Löydetty 55 Tulokset: Brazos

  • Los capullos y los brazos formaban un cuerpo con el candelabro. Todo ello era de oro puro macizo. (Exodo 37, 22)

  • Porque la tierra que van a poseer no es como el país de Egipto de donde salieron, en el cual después de haber sembrado había que regar a fuerza de brazos, como en las huertas, (Deuteronomio 11, 10)

  • El Dios eterno es tu refugio, te protegen sus brazos para siempre. Arroja ante ti al enemigo y te dice: Acaba con él. (Deuteronomio 33, 27)

  • Cuando llegaban a Lejí, los filisteos corrieron a su encuentro con gritos de triunfo, pero el espíritu de Yavé vino sobre él: las cuerdas que lo amarraban fueron como hilos de lino quemados al fuego y las ligaduras se deshicieron en sus brazos. (Jueces 15, 14)

  • El adiestra mis manos para el combate y mis brazos para estirar el arco de bronce. (2 Samuel 22, 35)

  • El trono tenía seis gradas y detrás del trono había un respaldo curvado. Había dos brazos y dos leones de pie junto a los brazos, (1 Reyes 10, 19)

  • Eliseo dijo: «El año próximo, por este tiempo, tendrás un hijo en brazos.» Ella le contestó: «No, mi señor, hombre de Dios, no engañes a tu servidora.» (2 Reyes 4, 16)

  • El trono tenía seis gradas y un peldaño por detrás y brazos a uno y otro lado del asiento con dos leones de pie, junto a los brazos, (2 Crónicas 9, 18)

  • Entre tanto, ustedes tengan ánimo y no desmayen, esfuércense y que no se debiliten los brazos; puesto que recibirán la recompensa de sus obras.» (2 Crónicas 15, 7)

  • Al verlo, la reina palideció y, recostando su cabeza en el hombro de su dama, se desmayó. Dios entonces permitió que el corazón del rey se llenara de bondad. Muy asustado, saltó de su asiento y, tomándola en sus brazos para que se reanimara, la consolaba con estas dulces palabras: (Ester 15, 11)

  • ¡sea para otro mi mujer, y otros brazos la estrechen! (Job 31, 10)

  • Adiestra mis manos para el combate, y mis brazos para tensar el arco de bronce. (Salmos 18, 35)


"Tente percorrer com toda a simplicidade o caminho de Nosso Senhor e não se aflija inutilmente.” São Padre Pio de Pietrelcina