Löydetty 291 Tulokset: Haz
Prepárate a tocar la corneta pues aquí viene la desgracia y se deja caer como un águila sobre los de la Casa de Yavé. No han respetado mi alianza y han rechazado mi Ley. (Oseas 8, 1)
Pero Israel ha rechazado el bien y por eso el enemigo lo perseguirá. (Oseas 8, 3)
Dales, Yavé... ¿Qué les darás? ¡Haz que sus entrañas sean estériles y que se sequen sus pechos! (Oseas 9, 14)
Dense prisa y lleguen pronto, todas las naciones de alrededor, reúnanse allí. ¡Haz bajar, Yavé, a tus valientes! (Joel 4, 11)
Hasta la frontera te han rechazado tus amigos; tus aliados han sido más fuertes que tú, y han puesto un lazo bajo tus pies. (Abdías 1, 7)
Haz que presenciemos tus prodigios como en los días de la salida de Egipto. (Miqueas 7, 15)
endurecieron el corazón como el diamante. Rechazaron la Ley y los mensajes que Yavé de los Ejércitos les mandaba por medio de los antiguos profetas, a los cuales inspiraba. Yavé se enojó mucho con esto, (Zacarías 7, 12)
Reanimaré al pueblo de Judá y liberaré a la gente de José. Los restableceré, pues les he tenido lástima, y serán como si nunca los hubiera rechazado (porque yo, Yavé, su Dios, los he escuchado). (Zacarías 10, 6)
Pues yo, que no soy más que un capitán, tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno: Vete, él se va; y si le digo a otro: Ven, él viene; y si ordeno a mi sirviente: Haz tal cosa, él la hace.» (Evangelio según San Mateo 8, 9)
Jesús le dijo: «Amigo, haz lo que vienes a hacer.» Entonces se acercaron a Jesús y lo arrestaron. (Evangelio según San Mateo 26, 50)
«No cuentes esto a nadie, pero vete y preséntate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que ordena la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacer tu declaración.» Pero el hombre, en cuanto se fue, empezó a hablar y a divulgar lo ocurrido, (Evangelio según San Marcos 1, 44)
Luego comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los notables, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, que sería condenado a muerte y resucitaría a los tres días. (Evangelio según San Marcos 8, 31)