Löydetty 633 Tulokset: Jacob bendice a Faraón
Pero Dios se acercó a Labán el arameo en un sueño, y le dijo: «Cuídate de no discutir con Jacob, bien sea con amenazas o sin violencia.» (Génesis 31, 24)
Labán alcanzó a Jacob. Como éste ya había levantado sus tiendas en el cerro de Mispa, Labán instalo las suyas en el de Galaad. (Génesis 31, 25)
Labán dijo a Jacob: «¿Qué me has hecho? Me has engañado, y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra. (Génesis 31, 26)
Yo podría hacerte mal, pero el Dios de tu padre me dijo anoche: "Cuídate de no discutir con Jacob, bien sea con amenazas o sin violencia." (Génesis 31, 29)
Respondió Jacob a Labán: «Yo tuve miedo a que me quitaras tus hijas. (Génesis 31, 31)
Pero eso sí, al que descubras que tiene en su poder tus dioses, ése morirá. En presencia de nuestros hermanos, revisa todo lo que yo tengo, y si reconoces algo tuyo, llévatelo.» Pero Jacob ignoraba que Raquel había robado los ídolos. (Génesis 31, 32)
Entró Labán en la tienda de Jacob, después en la de Lía y en las de las dos criadas, pero no encontró nada. A continuación entró en la tienda de Raquel, (Génesis 31, 33)
Entonces Jacob se enojó y reprochó a Labán: «¿Cuál es mi delito? ¿Cuál ha sido mi pecado, para que así me persigas? (Génesis 31, 36)
Respondió Labán a Jacob: «Estas hijas son mis hijas y estos hijos son mis hijos, el ganado también es mío y todo cuanto ves es mío. ¿Cómo podría yo querer mal a mis hijas y a sus hijos? (Génesis 31, 43)
Jacob tomó una piedra y la puso de pie. Y dijo a los de su familia: «Recojan piedras.» (Génesis 31, 45)
Labán lo llamó Yegar-Saaduta, pero Jacob lo llamó Galed. (Génesis 31, 47)
Labán añadió dirigiéndose a Jacob: «Mira este montón y esta piedra que he levantado entre nosotros dos: (Génesis 31, 51)