Löydetty 202 Tulokset: Judas Macabeo

  • Entonces el Macabeo contempló la muchedumbre que tenía delante y que los combatía con tantas armas diversas, con el apoyo de feroces elefantes; levantó las manos al cielo e invocó al Señor que obra prodigios, pues bien sabía que da la victoria a los que la merecen y que ésta no depende de las armas, sino de la voluntad de Dios. (2 Macabeos 15, 21)

  • Así dijo Judas en su invocación: «Oh Señor, ya enviaste tu ángel en los días de Ezequías, rey de Judá, e hizo perecer a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército de Senaquerib; (2 Macabeos 15, 22)

  • Por su parte, Judas y los suyos entraron en combate con súplicas y oraciones. (2 Macabeos 15, 26)

  • Entonces el que cada vez se había consagrado por entero al bien de sus conciudadanos y nunca había vacilado en el cariño que les tenía, Judas, mandó que cortaran la cabeza de Nicanor y su brazo hasta el hombro y los llevaran a Jerusalén. (2 Macabeos 15, 30)

  • Por último, Judas ordenó que la cabeza de Nicanor fuera colgada de la ciudadela como señal manifiesta de la ayuda de Dios. (2 Macabeos 15, 35)

  • Simón, el cananeo y Judas Iscariote, el que lo traicionaría. (Evangelio según San Mateo 10, 4)

  • ¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María, y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas! (Evangelio según San Mateo 13, 55)

  • Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los sacerdotes (Evangelio según San Mateo 26, 14)

  • Y a partir de ese momento, Judas andaba buscando una oportunidad para entregárselo. (Evangelio según San Mateo 26, 16)

  • Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: «¿Seré yo acaso, Maestro?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho.» (Evangelio según San Mateo 26, 25)

  • Estaba todavía hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce. Iba acompañado de una chusma armada con espadas y garrotes, enviada por los jefes de los sacerdotes y por las autoridades judías. (Evangelio según San Mateo 26, 47)

  • Cuando Judas, el traidor, supo que Jesús había sido condenado, se llenó de remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los jefes judíos. (Evangelio según San Mateo 27, 3)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.”(Pe Pio) São Padre Pio de Pietrelcina