Löydetty 313 Tulokset: Madre

  • Ponte en camino y vete a Padán-Aram, a la casa de Betuel, el padre de tu madre, y elige allí una mujer para ti de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre. (Génesis 28, 2)

  • y que Jacob, obedeciendo a su padre y a su madre, se había ido a Padán-Aram. (Génesis 28, 7)

  • Apenas Jacob vio a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, se acercó al pozo, movió la piedra de la boca del pozo y dio agua a las ovejas de Labán. (Génesis 29, 10)

  • En el tiempo de la siega del trigo, salió Rubén y encontró unas manzanas silvestres en el campo; y se las llevó a su madre Lía. Las vio Raquel y dijo a Lía: «Por favor, dame alguna de esas manzanas silvestres que ha traído tu hijo.» (Génesis 30, 14)

  • Líbrame de las manos de mi hermano, de las manos de Esaú; no sea que que venga y mate a todos, a la madre con sus hijos. (Génesis 32, 12)

  • Ada le dio a luz a Elifaz, Basemat fue madre de Rahuel, (Génesis 36, 4)

  • Su padre, que también lo escuchaba, lo reprendió y le dijo: «¿Qué sueño es ese que has tenido? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos tendremos que inclinarnos ante ti?» (Génesis 37, 10)

  • Entonces José, levantando la vista vio a su hermano Benjamín, hijo de su misma madre, y dijo: «¿Es éste el hermano menor del cual me hablaron?» Y le dijo: «¡Dios te bendiga, hijo mío!» (Génesis 43, 29)

  • y nosotros contestamos: «Tenemos todavía nuestro padre muy anciano, con un muchachito que le nació en su vejez. Este tenía otro hermano, hijo de la misma madre, pero murió y le queda ese solo hijo de ella. Por esto su padre lo quiere mucho.» (Génesis 44, 20)

  • Los hijos de Simeón: Jamuel y Jamín, Ahod, Juaquín, Sohar y Saúl, cuya madre era cananea. (Génesis 46, 10)

  • Estos son los hijos de Zelfa, la esclava que Labán dio a su hija Lía. Zelfa fue la madre y Jacob el padre, en total, dieciséis personas. (Génesis 46, 18)

  • A José le nacieron en Egipto Manasés y Efraím, cuya madre era Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. (Génesis 46, 20)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina