Löydetty 20 Tulokset: Nilo

  • Dos años después Faraón tuvo este sueño: Estaba él a orillas del Nilo, (Génesis 41, 1)

  • Como no podía ocultarlo por más tiempo, tomó un canasto de papiro, lo recubrió con alquitrán y brea, metió en él al niño y lo puso entre los juncos, a la orilla del río Nilo. (Exodo 2, 3)

  • En eso bajó la hija de Faraón al Nilo, y se bañó mientras sus sirvientas se paseaban por la orilla del río. Al divisar el canasto entre los juncos, envió a una criada a buscarlo. (Exodo 2, 5)

  • Ahora, pues, Yavé dice: En esto conocerás que yo soy Yavé: voy a golpear el Nilo con mi bastón y las aguas se convertirán en sangre. (Exodo 7, 17)

  • Moisés y Aarón hicieron lo que Yavé les había mandado. Aarón levantó su bastón y golpeó las aguas en presencia de Faraón y de su gente, y todas las aguas del Nilo se convirtieron en sangre. (Exodo 7, 20)

  • Los peces del río murieron y el río quedó contaminado, de tal manera que los egipcios no pudieron beber más agua del Nilo. Y hubo sangre en todo el país de Egipto. (Exodo 7, 21)

  • Moisés le contestó: «Indícame, por favor, cuándo tendré que rogar por ti, por tus servidores y tu pueblo, para que se alejen las ranas y que solamente haya en el Nilo.» (Exodo 8, 5)

  • Yavé respondió a Moisés: «Preséntate al pueblo, lleva contigo algunos jefes de Israel, lleva también en tu mano el bastón con que golpeaste el río Nilo. (Exodo 17, 5)

  • de ella salen las aguas de la instrucción como las ondas del Nilo o como el Guijón en días de vendimia. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 27)

  • Las plantas que están a orillas del Nilo como los juncos y las cañas se marchitarán, todos los sembrados regados por el Nilo se pondrán amarillos, se secarán y no quedará nada. (Isaías 19, 7)

  • Los pescadores se quejarán, todos los que tiran el anzuelo en el Nilo andarán tristes, los que extienden la red en el agua se lamentarán. (Isaías 19, 8)

  • y vivían del tráfico transmarino. El grano del valle del Nilo era su riqueza, que vendían al mundo entero. (Isaías 23, 3)


“A oração é a efusão de nosso coração no de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina