Löydetty 31 Tulokset: Ordenanzas

  • Guarda, pues, los mandamientos, normas y ordenanzas que yo te mando hoy poner en práctica. (Deuteronomio 7, 11)

  • Amarás, pues, a Yavé, tu Dios, y cumplirás todos los días cuanto te tiene ordenado: sus ordenanzas, sus mandamientos y sus preceptos. (Deuteronomio 11, 1)

  • Guarda las ordenanzas de Yavé, tu Dios; sigue su camino, cumple sus leyes, sus mandamientos, sus disposiciones y sus consejos como está escrito en la Ley de Moisés. Así tendrás éxito en todas tus empresas y no te fallará ningún proyecto. (1 Reyes 2, 3)

  • «Vayan a consultar a Yavé sobre lo que dice este libro que encontraron. Consulten por mí, por el pueblo y todo Judá; porque nuestros padres no escucharon lo que dice este libro, ni escucharon sus ordenanzas, y por eso es grande el enojo de Yavé contra nosotros.» (2 Reyes 22, 13)

  • El rey estaba de pie junto a la columna; pactó la alianza en presencia de Yavé, comprometiéndose a seguirlo, a guardar sus mandamientos y sus leyes, y a respetar sus ordenanzas. Se comprometió a mantener esta alianza según lo escrito en el Libro, con todo su corazón y toda su alma. Y todo el pueblo se comprometió con él. (2 Reyes 23, 3)

  • del primer mes a fin de copiar las ordenanzas de Amán dirigidas a los virreyes, a los gobernadores de las provincias y a los jefes de cada país. Iban escritas en el alfabeto de cada provincia y redactadas en el idioma de cada país. El documento llevaba además la firma y el sello del rey. (Ester 3, 13)

  • Las ordenanzas del Señor son rectas y para el corazón son alegría. Los mandamientos del Señor son claros y son luz para los ojos. (Salmos 19, 9)

  • de aquellos que guardan su alianza y se acuerdan de cumplir sus ordenanzas. (Salmos 103, 18)

  • Tú eres quien promulgó tus ordenanzas para que las observen totalmente. (Salmos 119, 4)

  • Quiero meditar en tus ordenanzas y tener ante mis ojos tus senderos. (Salmos 119, 15)

  • Haz que tome el camino de tus ordenanzas para que medite en tus maravillas. (Salmos 119, 27)

  • Mira cómo deseo tus ordenanzas, tú que eres justo, vivifícame. (Salmos 119, 40)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina