Löydetty 107 Tulokset: Oriente

  • Igual que a los amonitas los entregaré a los hijos de Oriente y no se acordarán más de ellos entre las naciones. (Ezequiel 25, 10)

  • El hombre se acercó luego al pórtico que mira al oriente, subió los peldaños y midió el umbral del pórtico; medía una vara de profundidad. (Ezequiel 40, 6)

  • El umbral del pórtico que miraba al oriente, al lado del vestíbulo, tenía una vara de profundidad. (Ezequiel 40, 8)

  • y de repente llegó del Oriente la Gloria del Dios de Israel con un ruido semejante a los grandes torrentes; la tierra se iluminó con su Gloria. (Ezequiel 43, 2)

  • Esto dice Yavé: La puerta del patio interior que da al oriente permanecerá cerrada durante los seis días laborables; se la abrirá el día sábado y también el día de la luna nueva. (Ezequiel 46, 1)

  • El me llevó a la entrada del Templo y vi que brotaba agua de debajo del dintel de la Casa: corría hacia el oriente igual como la Casa que daba al oriente. El agua brotaba del lado sur del altar. (Ezequiel 47, 1)

  • El hombre se alejó al oriente. Midió mil codos con la vara que sostenía en la mano, luego me dijo que atravesara el arroyuelo: el agua me llegaba apenas a los tobillos. (Ezequiel 47, 3)

  • De uno de ellos salió un cuerno pequeño; éste creció mucho en dirección al sur, al oriente y hacia el País Hermoso. (Daniel 8, 9)

  • Pero noticias llegadas del oriente y del norte lo preocuparán y saldrá enfurecido con ánimo de exterminar y destruir a muchos. (Daniel 11, 44)

  • Efraím vive de ilusiones y corre todo el día tras el viento de oriente. Multiplica las mentiras y las violencias, hace alianza con Asiria mientras se pone bien con Egipto. (Oseas 12, 2)

  • Entonces atravesarán mares y recorrerán la tierra desde el norte hasta oriente buscando la palabra de Yavé, pero no la encontrarán. (Amós 8, 12)

  • y su respuesta fue: «Estos marchan en dirección de los cuatro puntos cardinales después de haberse presentado al Señor del mundo entero. Los caballos rojos se dirigen al oriente, (Zacarías 6, 5)


“O verdadeiro servo de Deus é aquele que usa a caridade para com seu próximo, que está decidido a fazer a vontade de Deus a todo custo, que vive em profunda humildade e simplicidade”. São Padre Pio de Pietrelcina