Löydetty 30 Tulokset: Profecías del Antiguo Testamento

  • Abrahán dijo a su servidor más antiguo, que era su mayordomo: «Pon tu mano bajo mi muslo, (Génesis 24, 2)

  • El torrente Cisón los arrastró, el torrente antiguo, el torrente Cisón. ¡Avanza sin miedo, alma mía! (Jueces 5, 21)

  • Como dice el antiguo proverbio: De los malos sale la malicia, por eso mi mano no te tocará. ¿A quién has salido a buscar, rey de Israel? (1 Samuel 24, 13)

  • Tu antiguo estado parecerá bien poco, tan feliz será el nuevo. (Job 8, 7)

  • ¿Quieres seguir el antiguo camino que anduvieron los hombres perversos? (Job 22, 15)

  • Había visto a Onías, antiguo jefe de los sacerdotes, hombre atento, bueno, humilde en sus modales, distinguido en sus palabras y que desde niño se había destacado por su conducta irreprochable. Este, con las manos levantadas, estaba orando por toda la comunidad judía. (2 Macabeos 15, 12)

  • No cambies un límite antiguo, no te apoderes del campo de los huérfanos. (Proverbios 23, 10)

  • Confirma las promesas que hiciste al principio, y haz que reaparezcan las profecías en tu nombre. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 14)

  • Pasa todo lo contrario con el que se aplica a meditar la Ley del Altísimo. Escudriña la sabiduría de los antiguos y las profecías de éstos le absorben todo el tiempo. (Sirácides (Eclesiástico) 39, 1)

  • A ti también, Pasjur, te llevarán a Babilonia, junto con todos los que viven en tu casa. Allí morirás y serás sepultado, igual que tus amigos, a quienes engañas con profecías falsas.» (Jeremías 20, 6)

  • Yavé lo asegura: Volverán los cautivos a las carpas de Jacob, pues me compadeceré de estas moradas; la ciudad será reedificada sobre sus ruinas, y el fuerte se levantará en su antiguo lugar. (Jeremías 30, 18)

  • Entonces Jeremías había reunido en un libro todas las profecías que había escrito respecto de Babilonia para anunciar todo el mal que caería sobre ella. (Jeremías 51, 60)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina