Löydetty 234 Tulokset: Profeta

  • El profeta que ha tenido un sueño cuenta su sueño, pero el que ha recibido mi palabra transmite mi palabra de verdad. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?, dice Yavé. (Jeremías 23, 28)

  • dice Yavé.» Y al profeta, sacerdote u hombre cualquiera que diga: «Carga de Yavé», lo castigaré a él y a su familia. (Jeremías 23, 34)

  • Así hay que hablarle a un profeta: «¿Qué te ha contestado Yavé o qué te ha dicho?»; (Jeremías 23, 37)

  • Jeremías, el profeta, la transmitió a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén: (Jeremías 25, 2)

  • Era el principio del reinado de Sedecías, rey de Judá. El mes quinto del cuarto año, el profeta Ananías, que era de Gabaón, se dirigió a mí delante de los sacerdotes y de toda la gente, mientras estaba en la Casa de Yavé. Me dijo: (Jeremías 28, 1)

  • Por eso, un profeta que anuncia la paz no será reconocido como verdadero profeta, mandado por Yavé, mientras no se realice lo que él anunció.» (Jeremías 28, 9)

  • Entonces el profeta Ananías tomó el yugo que el profeta Jeremías llevaba sobre el cuello y lo rompió; (Jeremías 28, 10)

  • luego dijo a la gente: «Esto les dice Yavé: Dentro de dos años romperé el yugo que Nabucodonosor impuso a todos los países.» Y el profeta Jeremías se marchó. (Jeremías 28, 11)

  • Esta es la carta que el profeta Jeremías escribió desde Jerusalén a los ancianos que no habían muerto, sino que estaban cautivos, a los sacerdotes, profetas y al pueblo en general que Nabucodonosor había desterrado de Jerusalén a Babilonia. (Jeremías 29, 1)

  • «Yavé te ha puesto como sacerdote en lugar de Joyada, para que detengas en la Casa de Yavé a cualquier fanático que quiera pasar por profeta, y le amarres las manos y lo metas en el calabozo. (Jeremías 29, 26)

  • Entonces, ¿por qué no has prohibido actuar a Jeremías de Anatot, que se las da de profeta entre ustedes? (Jeremías 29, 27)

  • Yavé le dirigió la palabra al profeta: Manda este recado a los desterrados: (Jeremías 29, 30)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina