Löydetty 260 Tulokset: Profetas

  • Josafat preguntó: «¿No hay aquí otros profetas de Yavé a quienes podamos consultar?» (1 Reyes 22, 7)

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos de gala ante la puerta de Samaria, y todos los profetas estaban en trance delante de ellos. (1 Reyes 22, 10)

  • Todos los profetas decían lo mismo: «Sube contra Ramot de Galaad, que tendrás éxito: Yavé la entregará en tus manos.» (1 Reyes 22, 12)

  • El funcionario que había ido a buscar a Miqueas le habló así: «Mira que todos los profetas están de acuerdo en que al rey le irá bien. Procura hablar como ellos y anuncia algo bueno.» (1 Reyes 22, 13)

  • Y el espíritu respondió: Iré y pondré la mentira en la boca de todos sus profetas. Y Yavé dijo: Tú lograrás engañarlo, anda y hazlo. (1 Reyes 22, 22)

  • Ahora, pues, Yavé puso la mentira en la boca de tus profetas que están aquí, porque él ha decidido tu muerte.» (1 Reyes 22, 23)

  • Salieron los hermanos profetas que había en Betel a recibir a Eliseo, diciéndole: «¿No sabes que Yavé se llevará hoy a tu señor por encima de tu cabeza?» Y les contestó: «Yo también lo sé. Cállense.» (2 Reyes 2, 3)

  • Se acercaron a Eliseo los hermanos profetas que había en Jericó y dijeron: «¿No sabes que Yavé se llevará hoy a tu señor?» Eliseo respondió: «Yo también lo sé. Cállense.» (2 Reyes 2, 5)

  • Cincuenta hermanos profetas de Jericó los acompañaron a cierta distancia. Mientras tanto, Elías y Eliseo se detenían a orillas del Jordán. (2 Reyes 2, 7)

  • Del otro lado lo vieron los hermanos profetas de Jericó y dijeron: «El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.» Le salieron al encuentro, se arrodillaron ante él (2 Reyes 2, 15)

  • Eliseo dijo al rey de Israel: «¿Qué tengo que ver yo contigo? Vete a los profetas de tu padre y a los de tu madre.» Pues el rey de Israel le preguntaba: «¿Acaso Yavé nos ha reunido a los tres para entregarnos en manos de Moab?» (2 Reyes 3, 13)

  • Una de las mujeres de los hermanos profetas llamó a Eliseo, diciendo: «Mi marido ha muerto, y tú sabes que él temía a Dios. Pero el hombre a quien debíamos ha venido a cobrar su deuda y, como no pudimos pagar, quiere tomar a mis dos hijos por esclavos.» (2 Reyes 4, 1)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina