Löydetty 290 Tulokset: Tribu

  • Ahora escojan doce hombres de las doce tribus de Israel, uno por tribu. (Josué 3, 12)

  • «Escoge doce hombres, uno por cada tribu, y dales la orden siguiente: (Josué 4, 2)

  • «Caminen delante del Arca hasta el medio del Jordán y traigan de allí al hombro una piedra por cada tribu. (Josué 4, 5)

  • Los israelitas cumplieron la orden de Josué y retiraron del lecho del Jordán doce piedras, tal como Yavé le había ordenado a Josué, una por cada tribu. Se las llevaron hacia el lugar donde acamparon y allí las depositaron. (Josué 4, 8)

  • Adelante iban armados los hombres de las tribus de Rubén, de Gad y la media tribu de Manasés, según lo había ordenado Moisés. (Josué 4, 12)

  • Los israelitas cometieron una infidelidad respecto al anatema. Sucedió que Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zaré, de la tribu de Judá, se apropió de algunas cosas consagradas por anatema y, debido a esto, el enojo de Yavé estalló contra Israel. (Josué 7, 1)

  • Así que mañana ustedes se acercarán, agrupados por tribus. La tribu que Yavé designe por suerte se presentará por familias. La familia que designe Yavé se presentará por hogares y el hogar por individuos. (Josué 7, 14)

  • Josué se levantó de madrugada y ordenó que se presentaran las tribus de Israel. La suerte cayó sobre la tribu de Judá. (Josué 7, 16)

  • sorteados los hogares de ésta salió el hogar de Zabdí, y sorteados los miembros de este hogar, se descubrió que el culpable era Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zaré, de la tribu de Judá. (Josué 7, 18)

  • Moisés y los hijos de Israel habían derrotado a los dos; Moisés entregó el dominio de sus tierras a las tribus de Rubén y de Gad y a la media tribu de Manasés. (Josué 12, 6)

  • Ahora, procede a repartir la tierra que deben poseer las nueve tribus y la media tribu de Manasés. (Josué 13, 7)

  • Moisés no le dio ninguna posesión a la tribu de Leví, porque estaban consagrados al servicio de Yavé. (Josué 13, 14)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina