Löydetty 477 Tulokset: altar del holocausto

  • En el año ciento cuarenta y cinco, el día quince del mes de Casleu, Antíoco levantó, sobre el altar del templo, el «abominable ídolo de los invasores». Construyeron también altares a través de todo el país de Judea. (1 Macabeos 1, 54)

  • Los días veinticinco de cada mes ofrecían sus sacrificios en el altar nuevo que habían levantado sobre el altar del Templo. (1 Macabeos 1, 59)

  • Cuando terminó de decir estas palabras, un judío se adelantó a la vista de todos para ofrecer incienso sobre el altar que se había construido en Modín, según el decreto del rey. (1 Macabeos 2, 23)

  • Al verlo Matatías su celo se encendió, se estremeció su corazón y se dejó llevar por su justa indignación. Se abalanzó sobre el otro y lo degolló sobre el altar. (1 Macabeos 2, 24)

  • Al mismo tiempo, mató al delegado del rey, que obligaba al pueblo a sacrificar, y después derribó el altar. (1 Macabeos 2, 25)

  • Allí encontraron el santuario abandonado, profanado el altar, quemadas las puertas, la hierba crecida en los patios como en un bosque o en un monte y las habitaciones destruidas. (1 Macabeos 4, 38)

  • para que purificaran el Templo y llevaran las piedras del abominable altar de los paganos a un lugar inmundo. (1 Macabeos 4, 43)

  • Celebraron consejo para decidir qué harían del altar de los holocaustos que había sido profanado, (1 Macabeos 4, 44)

  • Depositaron las piedras de dicho altar en el cerro del Templo, en lugar conveniente, hasta que surgiera un profeta que diera respuesta sobre el caso. (1 Macabeos 4, 46)

  • Luego tomaron piedras sin labrar, conforme señala la Ley, y levantaron un nuevo altar semejante al anterior. (1 Macabeos 4, 47)

  • Fabricaron nuevos utensilios sagrados e introdujeron en el Templo el candelabro, el altar de los perfumes y la mesa. (1 Macabeos 4, 49)

  • Quemaron incienso en el altar, encendieron las lámparas del candelabro, y éstas empezaron a brillar en el Templo. (1 Macabeos 4, 50)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina