Löydetty 370 Tulokset: bases de plata
Hubo gran hambre en el pueblo, y tanta fue la miseria que una cabeza de burro se vendía en ochenta monedas de plata, y medio litro de garbanzos por cinco monedas. (2 Reyes 6, 25)
Eliseo contestó: «Escuchen esta palabra de Yavé: Mañana a esta hora, en la entrada de Samaria, la medida de flor de harina se comprará por una moneda de plata, y la doble medida de cebada por una moneda de plata también.» (2 Reyes 7, 1)
Aquellos leprosos llegaron al límite del campamento y entraron en una tienda de campaña. Comieron, bebieron y se llevaron de allí plata, oro y ropa que fueron a esconder en el suelo. Volvieron a otra tienda de donde sacaron lo que hallaron y lo escondieron de la misma manera. (2 Reyes 7, 8)
Entonces salió el pueblo y saquearon el campamento de los arameos. La medida de harina se vendió en una moneda de plata, y la doble medida de cebada también se vendió por una moneda, como lo había dicho Eliseo. (2 Reyes 7, 16)
Asimismo, compraban con esta plata la piedra, la madera y todo lo necesario para las reparaciones de la Casa de Yavé. (2 Reyes 12, 13)
De este dinero que se daba para la Casa, no se hacían ni copas de plata, ni cuchillos, ni calderos para el agua, ni trompetas, ni ningún objeto de oro o plata, (2 Reyes 12, 14)
Tomó todo el oro, toda la plata y todos los objetos que se hallaban en la Casa de Yavé, los tesoros de la casa del rey y también rehenes, y se volvió a Samaria. (2 Reyes 14, 14)
En su tiempo, Pul, rey de Asur, invadió la tierra de Israel, y Menajem tuvo que darle mil talentos de plata para que el rey de Asur lo recibiera como aliado y lo mantuviera en el poder. (2 Reyes 15, 19)
Menajem exigió el dinero a todos los hombres ricos e importantes de Israel, para darlo al rey de Asur: cincuenta monedas de plata cada uno. Con esto, se volvió el rey de Asur y no se detuvo allí en el país. (2 Reyes 15, 20)
Ajaz tomó la plata y el oro que había en la Casa de Yavé y los tesoros de la casa del rey y se lo mandó al rey de Asur como regalo. (2 Reyes 16, 8)
El rey desmontó los paneles de las bases, quitó de encima de ellos el lavatorio, hizo bajar la gran pileta de bronce de encima de los bueyes que la sostenían y la colocó sobre un pavimento enlosado. (2 Reyes 16, 17)
Ezequías, rey de Judá, mandó decir a Senaquerib, que se hallaba en Laquis: «He actuado mal, deja de atacarme y haré lo que tú me digas.» El rey de Asur impuso a Ezequías una contribución de trescientos talentos de plata y treinta de oro. (2 Reyes 18, 14)