Löydetty 137 Tulokset: ciento

  • Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; (Números 7, 73)

  • Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del santuario, los dos llenos de flor de harina amasada en aceite para la oblación; (Números 7, 79)

  • Cada fuente era de ciento treinta siclos, y cada platillo de setenta siclos. Los siclos de plata de todos estos objetos eran en total dos mil cuatrocientos, en siclos del santuario. (Números 7, 85)

  • Las navetas de oro eran doce, llenas de incienso. Cada naveta era de diez siclos, en siclos del santuario. Los siclos de oro de las navetas sumaban en total ciento veinte. (Números 7, 86)

  • Aarón tenía ciento veintitrés años cuando murió en la montaña de Hor. ( (Números 33, 39)

  • «Tengo ya ciento veinte años. Ya se me van las fuerzas y Yavé me advirtió que no pasaría el río Jordán. (Deuteronomio 31, 2)

  • Tenía Moisés ciento veinte años cuando murió. No había perdido su vigor y sus ojos veían aún claramente. (Deuteronomio 34, 7)

  • Después de todos estos hechos, murió Josué, hijo de Nun, servidor de Yavé, a la edad de ciento diez años. (Josué 24, 29)

  • Josué, hijo de Nun, siervo de Yavé, murió a la edad de ciento diez años. (Jueces 2, 8)

  • Zebaj y Salmuná estaban en Carcor con su ejército, unos quince mil hombres, todos los que habían quedado de los hijos de Oriente. ¡Los que habían muerto eran ciento veinte mil guerreros! (Jueces 8, 10)

  • Mientras los jefes de las ciudades de los filisteos iban delante, al frente de sus tropas, divididas en compañías de ciento y de mil, David y sus hombres marchaban a la retaguardia con Aquís. (1 Samuel 29, 2)

  • Salomón ofreció como sacrificios de comunión veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así fue inaugurada la Casa de Yavé. (1 Reyes 8, 63)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina