Löydetty 209 Tulokset: cortina de entrada

  • Justo a ese momento, un israelita introducía en su tienda a una moabita, a la vista de Moisés y de toda la comunidad que lloraba a la entrada de la Tienda de las Citas. (Números 25, 6)

  • Se presentaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, a los jefes y a toda la comunidad a la entrada de la Tienda de las Citas, y dijeron: (Números 27, 2)

  • Desde Hor del Monte irá en línea derecha hacia la entrada de Hamat, pasando por Sedad, (Números 34, 8)

  • escríbelos en los postes de tu puerta y a la entrada de tus ciudades. (Deuteronomio 6, 9)

  • las grabarás en tus puertas y a la entrada de tus ciudades. (Deuteronomio 11, 20)

  • Y al pasar escribirás en ellas todas las palabras de esta Ley, con el fin de asegurar tu entrada a la tierra que Yavé, tu Dios, te da como lo tiene dicho a tus padres, tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 27, 3)

  • Yavé se les apareció en la Tienda, en la columna de nube; la columna estaba a la entrada de la Tienda. Y Yavé dijo a Moisés: (Deuteronomio 31, 15)

  • En cuanto al rey de Hay, Josué lo hizo colgar de un árbol hasta que el sol se pusiera. Entonces lo hizo descolgar. Lo tiraron a la entrada de la ciudad y levantaron sobre él un montón de piedras que se ve todavía hoy. (Josué 8, 29)

  • Josué, pues, ordenó: «Hagan rodar piedras grandes para tapar la entrada y dejen hombres de guardia. (Josué 10, 18)

  • Luego Josué ordenó: «Abran la entrada de la caverna, saquen a los cinco reyes y tráiganmelos.» (Josué 10, 22)

  • Estas son las posesiones que Eleazar, el sacerdote, Josué, hijo de Nun, y los jefes de las familias de las tribus de los hijos de Israel distribuyeron por suerte en Silo, delante de Yavé, a la entrada de la Tienda de las Declaraciones divinas. Así terminaron la distribución del país. (Josué 19, 51)

  • Quedaron los cinco príncipes de los filisteos y todos los cananeos, los sidonios y los jeveos del monte Líbano, desde la montaña de Baal-Hermón hasta la entrada de Jamat. (Jueces 3, 3)


“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina