Löydetty 372 Tulokset: desierto del Sinaí

  • y que te ha conducido a través de este desierto grande y terrible, lleno de serpientes abrasadoras y escorpiones, tierra árida donde no hay agua. Pero para ti la hizo brotar de una roca dura, (Deuteronomio 8, 15)

  • y te alimentó en el desierto con el maná, que no conocían tus padres. Así que te hizo pasar necesidad y te puso a prueba, para colmarte mejor después. (Deuteronomio 8, 16)

  • Acuérdate y no olvides que por tu culpa se enojó Yavé en el desierto. Has sido rebelde a Yavé desde el día que saliste de Egipto hasta que llegaste aquí. (Deuteronomio 9, 7)

  • De otra manera dirían en el país de donde los sacaste: «Yavé no fue capaz de llevarlos a la tierra que les había prometido; le dieron tanto asco que, después de sacarlos de Egipto, los hizo morir en el desierto.» (Deuteronomio 9, 28)

  • Acuérdate también de cuanto ha hecho Yavé por ustedes en el desierto, hasta que llegaron a este lugar, (Deuteronomio 11, 5)

  • Todo lugar donde pongan el pie será de ustedes, desde el desierto hasta el Líbano y desde el río Eufrates hasta el mar occidental: éstas serán sus fronteras. (Deuteronomio 11, 24)

  • Durante cuarenta años, Yavé los ha hecho caminar por el desierto, sin que se les hayan gastado los vestidos, ni se haya roto de puro viejo el calzado de sus pies. (Deuteronomio 29, 4)

  • Lo encontró en el desierto, en la soledad rugiente, y lo cubrió, lo alimentó, lo cuidó como a la niña de sus ojos. (Deuteronomio 32, 10)

  • Bien sabes que han desconfiado de mí en las aguas de Meribá, en el desierto de Zin, cuando no me proclamaron frente al pueblo. (Deuteronomio 32, 51)

  • «Yavé ha salido del Sinaí; para ellos se ha levantado sobre el horizonte de Seir; resplandeció desde el monte Parán; para ellos llegó a Meriba de Cadés acompañado de sus ángeles. (Deuteronomio 33, 2)

  • El territorio de ustedes limitará al norte con el monte Líbano; al sur, con el desierto; se extenderá al oriente hasta el río grande, el Eufrates, y al occidente, hasta el Mar Grande. (Josué 1, 4)

  • todos los hombres de Israel que salieron de Egipto estaban circuncidados, pero murieron durante su peregrinación en el desierto. Al contrario, los nacidos en el desierto no estaban circuncidados. (Josué 5, 5)


“Peçamos a São José o dom da perseverança até o final”. São Padre Pio de Pietrelcina