Löydetty 1353 Tulokset: guerra contra los santos
Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, y me sentí obligado a hacerlo, para exhortarlos a luchar por la fe que Dios entregó de una vez para siempre a sus santos. (2º Carta de Pedro 3, 3)
El arcángel Miguel, cuando pleiteaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él ninguna palabra de insulto, sino que sencillamente dijo: "¡Que el Señor te reprenda!" (2º Carta de Pedro 3, 9)
para juzgar a todos. Pedirá cuentas a los que se burlan del bien por todas las veces en que actuaron burlándose de él, y castigará a los pecadores enemigos de Dios por todas las palabras injuriosas que profirieron contra él.» (2º Carta de Pedro 3, 15)
Y si es esto lo que esperamos de él, querremos ser santos como él es santo. (1º Carta de Juan 3, 3)
Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, y me vi obligado a hacerlo para moverlos a luchar por la fe que Dios entregó una vez para siempre a sus santos. (Carta de Judas 1, 3)
Lo mismo que Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas que también se prostituyeron dejándose atraer por uniones contra la naturaleza, se ponen como ejemplo al padecer el castigo del fuego eterno. (Carta de Judas 1, 7)
A pesar de todo esto, ahora, esos hombres obran igualmente: en su delirio, envilecen sus cuerpos, desprecian lo que viene del Señor, blasfeman contra los ángeles. (Carta de Judas 1, 8)
Sin embargo, cuando el arcángel Miguel pleiteaba contra el diablo y disputaba el cuerpo de Moisés, no se atrevió a insultarlo, sino que dijo: "¡Que el Señor te reprenda!". (Carta de Judas 1, 9)
para juzgarlos a todos y pedir cuentas a los impíos por todas las obras malas que cometieron: castigará todas las palabras injuriosas que los impíos pecadores lanzaron contra él. (Carta de Judas 1, 15)
pero tengo algo en contra tuya, y es que has perdido tu amor del principio. (Apocalipsis 2, 4)
Pero tengo alguna cosa contra ti: toleras a los que tienen la doctrina de Balaán, el que enseñó a Balac a hacer tropezar a los israelitas con la prostitución y las carnes sacrificadas a los ídolos. (Apocalipsis 2, 14)
Pero tengo contra ti que dejas actuar a tu Jezabel, esa mujer que se llama a sí misma profetisa, que enseña a mis servidores y los hace descarriar, pues se prostituyen y comen carnes sacrificadas a los ídolos. (Apocalipsis 2, 20)