Löydetty 37 Tulokset: montón

  • Todos se pusieron a juntar piedras, hicieron con ellas un montón, y luego comieron sobre él. (Génesis 31, 46)

  • Labán dijo: «Este montón de piedras va a quedar aquí como una prueba del acuerdo entre tú y yo.» (Génesis 31, 48)

  • Labán añadió dirigiéndose a Jacob: «Mira este montón y esta piedra que he levantado entre nosotros dos: (Génesis 31, 51)

  • También salió con ellos un montón de gente, con grandes rebaños de ovejas y vacas. (Exodo 12, 38)

  • Todo lo restante del animal, la piel, toda la carne, la cabeza, patas e intestinos y el excremento, lo llevará fuera del campamento, a un lugar limpio donde se suelen echar las cenizas de las víctimas. Allí lo quemarán sobre un montón de leña. (Levítico 4, 12)

  • El montón de gente extraña que se encontraba en medio de los Israelitas sólo pensaba en comer, y hasta los mismos israelitas se pusieron a quejarse. Decían: "¿Quién nos dará carne para comer?" (Números 11, 4)

  • luego, amontonarás los despojos en medio de la plaza y prenderás fuego a la ciudad con todos sus despojos para cumplir la maldición de Yavé. Esta ciudad quedará convertida en un montón de ruinas para siempre, y jamás volverá a ser edificada. (Deuteronomio 13, 17)

  • En cuanto al rey de Hay, Josué lo hizo colgar de un árbol hasta que el sol se pusiera. Entonces lo hizo descolgar. Lo tiraron a la entrada de la ciudad y levantaron sobre él un montón de piedras que se ve todavía hoy. (Josué 8, 29)

  • Pero Yavé dice: «He preparado esto que ahora ejecuto. Tú tenías que convertir las ciudades fortificadas en un montón de ruinas. (2 Reyes 19, 25)

  • Además, ordeno lo siguiente: Si alguien se opone a esta ordenanza, le sacarán una viga de su casa y lo ahorcarán en ella, y su casa será reducida a un montón de escombros como castigo por su rebelión. (Esdras 6, 11)

  • El partido de los pecadores no es más que un montón de leña seca: todos acabarán en llamas y fuego. (Sirácides (Eclesiástico) 21, 9)

  • El flojo es como un montón de estiércol, el que lo tocó se sacude las manos. (Sirácides (Eclesiástico) 22, 2)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina