Löydetty 145 Tulokset: nación

  • Y con su muerte dejó un ejemplo de nobleza y un monumento de virtud y fortaleza, no solamente a los jóvenes sino a toda la nación. (2 Macabeos 6, 31)

  • Por votación pública decidieron que la nación entera de los judíos conmemorara todos los años este acontecimiento. (2 Macabeos 10, 8)

  • deseando por nuestra parte que esta nación viva en paz, hemos decretado que les sea restituido el Templo y se les deje vivir según las leyes y costumbres de sus padres. (2 Macabeos 11, 25)

  • Entérate, oh rey, de todo esto, mira por nuestro país y por nuestra nación asediada por todas partes con esa benevolencia que tú tienes para todos; (2 Macabeos 14, 9)

  • Los sacerdotes, con las manos tendidas al cielo, invocaron a Aquel que sin cesar defendió nuestra nación, diciendo: (2 Macabeos 14, 34)

  • Una nación crece por la justicia; el pecado es la vergüenza de los pueblos. (Proverbios 14, 34)

  • La Sabiduría arrancó al pueblo santo, a la raza irreprochable de manos de la nación opresora. (Sabiduría 10, 15)

  • Los impíos pensaban someter bajo su poder a la nación santa: pero se encontraron cautivos, prisioneros de una larga noche, encerrados bajo sus propios techos, desterrados lejos de tu infalible protección. (Sabiduría 17, 2)

  • Una nación pierde el poder y lo deja en manos de otra debido a la injusticia, la violencia y la riqueza. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 8)

  • No tuvo compasión de esa nación condenada a la destrucción: fueron aniquilados a causa de sus pecados. (Sirácides (Eclesiástico) 16, 9)

  • Dio a cada nación un guía, pero Israel pertenece en propiedad al Señor. (Sirácides (Eclesiástico) 17, 17)

  • Las insinuaciones de terceras personas los demolieron hasta dispersarlos en una y otra nación; destruyeron además ciudades poderosas y derribaron grandes familias. (Sirácides (Eclesiástico) 28, 14)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina