Löydetty 195 Tulokset: ovejas

  • Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los chivos. (Evangelio según San Mateo 25, 32)

  • Colocará a las ovejas a su derecha y a los chivos a su izquierda. (Evangelio según San Mateo 25, 33)

  • Entonces Jesús les dijo: «Todos ustedes caerán esta noche: ya no sabrán qué pensar de mí. Pues dice la Escritura: Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas. (Evangelio según San Mateo 26, 31)

  • Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente. (Evangelio según San Marcos 6, 34)

  • Y Jesús les dijo: «Todos ustedes caerán esta noche, pues dice la Escritura: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. (Evangelio según San Marcos 14, 27)

  • Encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas, sentados detrás de sus mesas. (Evangelio según San Juan 2, 14)

  • Hizo un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera del Templo junto con las ovejas y bueyes; derribó las mesas de los cambistas y desparramó el dinero por el suelo. (Evangelio según San Juan 2, 15)

  • Hay en Jerusalén, cerca de la Puerta de las Ovejas, una piscina llamada en hebreo Betesda. Tiene ésta cinco pórticos, (Evangelio según San Juan 5, 2)

  • «En verdad les digo: El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por algún otro lado, ése es un ladrón y un salteador. (Evangelio según San Juan 10, 1)

  • El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. (Evangelio según San Juan 10, 2)

  • El cuidador le abre y las ovejas escuchan su voz; llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera. (Evangelio según San Juan 10, 3)

  • Cuando ha sacado todas sus ovejas, empieza a caminar delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. (Evangelio según San Juan 10, 4)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina