Löydetty 257 Tulokset: paso del Mar Rojo

  • Desde allí pasó a la montaña, al oriente de Betel, y plantó su tienda de campaña, teniendo Betel al oeste y Hay al oriente. También aquí edificó un altar a Yavé e invocó su Nombre. (Génesis 12, 8)

  • Y pasó allí aquella noche. Echó mano a lo que traía consigo para enviar un regalo a su hermano Esaú: (Génesis 32, 14)

  • El mismo pasó delante de todos, y se inclinó siete veces hasta el suelo antes de alcanzar a su hermano. (Génesis 33, 3)

  • Vaya mi señor delante de su siervo, y yo caminaré con calma al paso del ganado que viene detrás de mí y al paso de los niños, hasta que nos encontremos en Seír.» (Génesis 33, 14)

  • Al dar a luz, uno de ellos sacó una mano y la partera la agarró y ató a ella un hilo rojo, diciendo: «Este ha sido el primero en salir.» (Génesis 38, 28)

  • De este modo José adquirió para Faraón toda la tierra de Egipto, pues los egipcios tuvieron que vender sus campos, ya que el hambre los apretaba, y la tierra pasó a ser toda de Faraón. (Génesis 47, 20)

  • Habiendo crecido el niño, ella lo llevó a la hija de Faraón, y pasó a ser para ella como su hijo propio. Ella lo llamó Moisés, pues, dijo, «lo he sacado de las aguas.» (Exodo 2, 10)

  • el cual hizo soplar un viento muy fuerte del mar, que arrastró todas las langostas hasta el mar Rojo. Ni una sola quedó en todo el territorio de Egipto. (Exodo 10, 19)

  • les responderán: Este es el sacrificio de la Pascua para Yavé, que pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando mató a los egipcios, dejando a salvo nuestras casas.» Al oír esto, todo el pueblo se postró y adoró. (Exodo 12, 27)

  • Por eso los llevó rodeando por el camino del desierto hacia el mar Rojo. Todo el pueblo salió de Egipto bien ordenado. (Exodo 13, 18)

  • El Angel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de columna vino a colocarse detrás, (Exodo 14, 19)

  • Los carros de Faraón y su ejército: ¡los precipitó en el mar! Los mejores de sus oficiales, ¡hundidos en el Mar Rojo! (Exodo 15, 4)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina