Löydetty 2112 Tulokset: señor

  • David, al darse cuenta de la mortandad, suplicó a Yavé: «Señor, yo soy el que ha pecado. ¡Yo obré mal, Señor!, pero éstas, las ovejas, ¿qué han hecho? Caiga, Señor, tu mano sobre mí y mi familia; sobre nadie más.» (2 Samuel 24, 17)

  • Y le preguntó: «¿A qué se debe, señor, esta visita?» David le respondió: «Vengo a comprarte tu era para edificar allí un altar a Yavé. Puede ser que así se acabe la peste que azota a todo el país.» (2 Samuel 24, 20)

  • Areuna, a su vez, le dijo: «Pero, señor, ocúpela, y ofrezca allí cuantos sacrificios quiera. (2 Samuel 24, 21)

  • Además, señor, puede disponer de mis bueyes para el holocausto y como leña puede usar la rastra y los yugos. (2 Samuel 24, 22)

  • Anda a ver al rey David y dile: Oiga, mi señor, ¿no le prometió usted a esta sirvienta suya que mi hijo Salomón iba a sucederle en el trono? ¿Cómo es, entonces, que Adonías dice que él es el rey? (1 Reyes 1, 13)

  • El rey le dijo: «¿Qué deseas?» Ella respondió: «Tú, mi señor, me habías jurado por Yavé, tu Dios, que mi hijo Salomón te sucedería en el trono. (1 Reyes 1, 17)

  • Mi señor, todo Israel espera que tú digas quién se sentará en el trono después de ti. (1 Reyes 1, 20)

  • En seguida le dijo: «¿Así que tú, mi señor, has decretado que Adonías será tu sucesor en el trono de Israel? (1 Reyes 1, 24)

  • Betsabé se arrodilló, inclinándose profundamente hasta el suelo, y exclamó: «¡Que viva por siempre mi señor, el rey David!» (1 Reyes 1, 31)

  • Quiera él estar con Salomón como lo estuvo contigo, mi señor, y hacer su reinado más poderoso que el tuyo.» (1 Reyes 1, 37)

  • Pero él respondió: «No, al contrario. Nuestro señor, el rey David, ha hecho rey a Salomón. (1 Reyes 1, 43)

  • Al despertar Salomón, se dio cuenta de que era un sueño. Volvió entonces a Jerusalén y se puso delante del Arca de la Alianza del Señor. Ofreció víctimas consumidas por el fuego y también sacrificios de comunión, dando un banquete a todos sus servidores. (1 Reyes 3, 15)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina