Löydetty 185 Tulokset: suelo

  • David rogó a Dios por el niño, ayunó rigu rosamente y, cuando volvía a su casa, se acostaba en el suelo. (2 Samuel 12, 16)

  • Entonces se levantó del suelo, se bañó, se perfumó, se puso ropa limpia y se fue luego a la Casa de Yavé a orar. Al volver a su casa pidió alimento y comió. (2 Samuel 12, 20)

  • El rey se levantó, rasgó sus vestiduras y se acostó en el suelo; sus servidores también rasgaron sus vestiduras, pero permanecieron de pie a su lado. (2 Samuel 13, 31)

  • La mujer fue, pues, a ver al rey, se inclinó hasta tocar el suelo con su cara y dijo: «Ayúdame, rey.» (2 Samuel 14, 4)

  • Amasá no vió la espada que Joab tenía en la mano, y éste lo hirió en el vientre, derramando sus entrañas en el suelo; no tuvo que repetir el golpe, pues Amasá murió. Luego Joab y su hermano Abisaí siguieron en persecución de Sebá, hijo de Bikrí. (2 Samuel 20, 10)

  • Se arrodilló delante de él, inclinándose hasta el suelo. (1 Reyes 1, 16)

  • Betsabé se arrodilló, inclinándose profundamente hasta el suelo, y exclamó: «¡Que viva por siempre mi señor, el rey David!» (1 Reyes 1, 31)

  • Cubrió las paredes de la Casa al interior con planchas de madera de cedro desde el suelo hasta las vigas, quedando así todo el interior de madera. El suelo lo cubrió con planchas de ciprés. (1 Reyes 6, 15)

  • Estando Abdías en camino, Elías le salió al encuentro. Lo reconoció Abdías y, cayendo con el rostro en el suelo, le dijo: «¿Eres tú Elías, mi señor?» (1 Reyes 18, 7)

  • Aquellos leprosos llegaron al límite del campamento y entraron en una tienda de campaña. Comieron, bebieron y se llevaron de allí plata, oro y ropa que fueron a esconder en el suelo. Volvieron a otra tienda de donde sacaron lo que hallaron y lo escondieron de la misma manera. (2 Reyes 7, 8)

  • Y añadió: «Toma las flechas.» El las tomó. Eliseo dijo al rey: «Dispara hacia el suelo.» El rey disparó tres veces y se detuvo. (2 Reyes 13, 18)

  • Al punto estos tres irrumpieron en medio del campamento de los filisteos, sacaron agua de la cisterna que hay en la puerta de Belén, se la llevaron y se la ofrecieron a David. Pero David no quiso beberla, sino que la derramó en el suelo y la ofreció a Yavé, diciendo: (1 Crónicas 11, 18)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina