Löydetty 474 Tulokset: sumo sacerdote

  • Así, provisto del mandato real, regresó sin nada digno de un sumo sacerdote, sino más bien con el furor de un cruel tirano y la rabia de una fiera salvaje. (2 Macabeos 4, 25)

  • convertir el Templo en fuente de ingresos, como los demás santuarios de los paganos, y poner cada año en venta el cargo de sumo sacerdote. (2 Macabeos 11, 3)

  • A ellos se unió Menelao, quien con toda mala intención incitaba a Antíoco, pues no buscaba la libertad de su patria, sino que esperaba que le dieran de nuevo el cargo de sumo sacerdote. (2 Macabeos 13, 3)

  • Un tal Alcimo, que antes había sido sumo sacerdote, pero que se había desprestigiado en tiempo de la rebelión, comprendió que de ninguna forma volvería a ser aceptado para el servicio del altar sagrado. (2 Macabeos 14, 3)

  • por eso yo fui despojado de la dignidad de mis antepasados, el sumo sacerdocio, y vine aquí, (2 Macabeos 14, 7)

  • y lo envió con la orden de matar a Judas, dispersar a todos sus hombres y restablecer a Alcimo como sacerdote del Templo sublime. (2 Macabeos 14, 13)

  • Entonces el sumo sacerdote Onías había dicho a Judas: «Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío y por la Ciudad Santa. Es Jeremías, el profeta de Dios.» (2 Macabeos 15, 14)

  • Teme al Señor y honra al sacerdote; dale su parte como se te ha mandado: las primeras cosechas de tu campo, el sacrificio por el pecado, el lomo de las víctimas, las ofrendas santas y las primicias de las cosas sagradas. (Sirácides (Eclesiástico) 7, 31)

  • El temor del Señor es lo sumo de la sabiduría; en toda sabiduría se da la práctica de la Ley. (Sirácides (Eclesiástico) 19, 20)

  • Concluyó con él una alianza perpetua, haciéndolo el sacerdote de su pueblo. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 7)

  • Hablemos también del Sumo Sacerdote Simón, hijo de Onías. Durante su vida reparó la Casa del Señor, en su tiempo se reparó el Santuario. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 1)

  • Lo harás en presencia de dos testigos fidedignos, el sacerdote Urías y Zacarías, hijo de Iberequías.» (Isaías 8, 2)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina