Löydetty 1214 Tulokset: templo de Jerusalén

  • «Vayan, hablen en el Templo y anuncien al pueblo el mensaje de vida.» (Hecho de los Apóstoles 5, 20)

  • Entraron, pues, en el Templo al amanecer, y se pusieron a enseñar. Mientras tanto el sumo sacerdote y sus partidarios reunieron al Sanedrín con todos los ancianos de Israel y enviaron a buscar a los prisioneros a la cárcel. (Hecho de los Apóstoles 5, 21)

  • El jefe de la policía del Templo y los jefes de los sacerdotes quedaron desconcertados al oír esto y se preguntaban qué podía haber sucedido. (Hecho de los Apóstoles 5, 24)

  • En esto llegó uno que les dijo: «Los hombres que ustedes encarcelaron están ahora en el Templo enseñando al pueblo.» (Hecho de los Apóstoles 5, 25)

  • «Les habíamos advertido y prohibido enseñar en nombre de ése. Pero ahora en Jerusalén no se oye más que la predicación de ustedes, y quieren echarnos la culpa por la muerte de ese hombre.» (Hecho de los Apóstoles 5, 28)

  • Y durante todo el día no cesaban de enseñar y proclamar a Jesús, el Mesías, ya sea en el Templo o por las casas. (Hecho de los Apóstoles 5, 42)

  • La Palabra de Dios se difundía; el número de los discípulos en Jerusalén aumentaba considerablemente, e incluso un buen grupo de sacerdotes había aceptado la fe. (Hecho de los Apóstoles 6, 7)

  • De hecho fue Salomón quien le edificó un templo. (Hecho de los Apóstoles 7, 47)

  • Saulo estaba allí y aprobaba el asesinato. Este fue el comienzo de una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría. (Hecho de los Apóstoles 8, 1)

  • Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén tuvieron noticia de que los samaritanos habían aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. (Hecho de los Apóstoles 8, 14)

  • Pedro y Juan dieron testimonio y, después de predicar la Palabra del Señor, volvieron a Jerusalén. Por el camino evangelizaron varios pueblos de Samaría. (Hecho de los Apóstoles 8, 25)

  • Un ángel del Señor se presentó a Felipe y le dijo: «Dirígete hacia el sur, por el camino que baja de Jerusalén a Gaza; no pasa nadie en esos momentos.» (Hecho de los Apóstoles 8, 26)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina