Löydetty 556 Tulokset: tercer cielo
Cuando, al tercer día, David y sus hombres llegaron a Siquelag, los amalecitas habían pasado por allí recorriendo el país de Negueb. Habían entrado en Siquelag y la habían incendiado, (1 Samuel 30, 1)
al tercer día, llegó un hombre del campamento de Saúl con la ropa hecha tiras y la cabeza cubierta de polvo. Al llegar a David, se agachó tirándose al suelo. (2 Samuel 1, 2)
Absalón iba montado en su mula, cuando se encontró con los hombres de David. Al tratar de pasar el animal por debajo de una encina, se le enredó el cabello a Absalón en las ramas, quedando colgado entre cielo y tierra mientras la mula seguía su camino. (2 Samuel 18, 9)
Cuando se terminó la construcción de la Casa, Salomón le puso un cielo raso de artesones sobre vigas de cedro. (1 Reyes 6, 9)
Las soleras eran cuarenta y cinco en total, o sea, tres filas de quince. Estaban puestas sobre las columnas y soportaban un cielo de cedro. (1 Reyes 7, 3)
Entonces Salomón se puso ante el altar de Yavé, en presencia de toda la asamblea de Israel. Extendió sus manos al cielo (1 Reyes 8, 22)
y dijo: «Yavé, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti, ni en el cielo, ni en la tierra. Tú eres fiel a tu alianza y tienes compasión con tus siervos cuando te sirven con sinceridad. (1 Reyes 8, 23)
escúchalos desde el cielo y perdona el pecado de Israel. Devuélvelos a la tierra de sus padres. (1 Reyes 8, 34)
Al terminar Salomón esta plegaria y esta súplica, se levantó de delante del altar de Yavé, del lugar donde estaba arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo, (1 Reyes 8, 54)
Al tercer día Jeroboam, con todo Israel, vino donde el rey, conforme a lo que les había dicho. (1 Reyes 12, 12)
Pasado mucho tiempo, Yavé habló a Elías, al tercer año, y le dijo: «Vete y preséntate a Ajab, pues nuevamente mandaré la lluvia sobre este país.» (1 Reyes 18, 1)
Empezó a soplar el viento y las nubes oscurecieron el cielo, hasta que cayó una gran lluvia. Ajab entonces subió a su carro y se fue a Jezrael. (1 Reyes 18, 45)