Löydetty 2314 Tulokset: vida después de la muerte

  • Después que nació Cainán vivió ochocientos años y tuvo otros hijos e hijas. (Génesis 5, 10)

  • A los setenta años de edad, Cainán fue padre de Malael, y después de que nació Malael, (Génesis 5, 12)

  • Vivió aún ochocientos treinta años después del nacimiento de Jared, y tuvo otros hijos e hijas. (Génesis 5, 16)

  • Y vivió Jared después del nacimiento de Henoc ochocientos años y tuvo más hijos e hijas. (Génesis 5, 19)

  • Enoc anduvo con Dios y vivió después del nacimiento de Matusalén trescientos años y tuvo más hijos e hijas. (Génesis 5, 22)

  • Y después que nació Lamec, Matusalén vivió setecientos ochenta y dos años y fue padre de otros hijos e hijas. (Génesis 5, 26)

  • Vivió Lamec, después que le nació Noé, quinientos noventa y cinco años, y fue padre de más hijos e hijas. Lamec al morir tenía setecientos setenta y siete años. (Génesis 5, 30)

  • Entonces dijo Yavé: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne. Que su vida no pase los ciento veinte años.» (Génesis 6, 3)

  • En ese entonces había gigantes sobre la tierra, y también los hubo después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y tuvieron hijos de ellas. Estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.El diluvio (Génesis 6, 4)

  • Por mi parte voy a mandar el diluvio, o sea, las aguas sobre la tierra, para acabar con todo ser que tiene aliento y vida bajo el cielo; todo cuanto existe en la tierra perecerá. (Génesis 6, 17)

  • De cada especie de pájaros, de animales, de cada especie de los que se arrastran por el suelo, entrarán contigo dos para que puedan salvar su vida. (Génesis 6, 20)

  • Cuando Noé contaba seiscientos años de vida, el día diecisiete del segundo mes del año, brotaron todos los manantiales del fondo del mar, mientras se abrían las compuertas del cielo. (Génesis 7, 11)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina