Löydetty 863 Tulokset: vida eterna

  • Aquí tienen lo que era desde el principio, lo que hemos oído, y lo hemos visto con nuestros ojos, y palpado con nuestras manos, -me refiero a la Palabra que es vida. (1º Carta de Juan 1, 1)

  • Porque la vida se dio a conocer, hemos visto la Vida eterna y hablamos de ella, y se la anunciamos, -aquella que estaba con el Padre y que se nos dio a conocer. (1º Carta de Juan 1, 2)

  • Esta es la promesa que él mismo prometió, y que es la vida eterna. (1º Carta de Juan 2, 25)

  • pues el amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida. (1º Carta de Juan 3, 14)

  • El que no ama está en un estado de muerte. El que odia a su hermano es un asesino, y, como saben, ningún asesino tiene la vida eterna. (1º Carta de Juan 3, 15)

  • El (Jesucristo) entregó su vida por nosotros; y en esto hemos conocido el amor; ahora también nosotros debemos dar la vida por los hermanos. (1º Carta de Juan 3, 16)

  • Miren cómo se manifestó el amor de Dios entre nosotros: Dios envió a su Hijo único a este mundo para que tengamos vida por medio de él. (1º Carta de Juan 4, 9)

  • Todo el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Si amamos al que da la vida, amamos también a quienes han nacido de él; (1º Carta de Juan 5, 1)

  • Pues bien, este es el testimonio: que Dios nos ha dado la vida eterna, y que dicha vida está en su Hijo. (1º Carta de Juan 5, 11)

  • El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. (1º Carta de Juan 5, 12)

  • Les he escrito, pues, a ustedes que creen en el Nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. (1º Carta de Juan 5, 13)

  • Si alguno ve a su hermano en el pecado, -un pecado que no ha traído la muerte-, ore por él y Dios le dará vida. (Hablo de esos pecadores cuyo pecado no es para la muerte). Porque también hay un pecado que lleva a la muerte, y no pido oraciones en este caso. (1º Carta de Juan 5, 16)


“E’ na dor que o amor se torna mais forte.” São Padre Pio de Pietrelcina