Löydetty 2519 Tulokset: Ama

  • No dejarán nada para la mañana siguiente, y lo que sobre, lo quemarán al amanecer. (Exodo 12, 10)

  • Esa misma noche, el Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: "Salgan inmediatamente de en medio de mi pueblo, ustedes y todos los israelitas, y vayan a dar culto al Señor, como lo habían pedido. (Exodo 12, 31)

  • Cuando informaron al rey de Egipto que el pueblo había huido, el Faraón y sus servidores cambiaron de idea con respecto al pueblo, y exclamaron: "¿Qué hemos hecho? Dejando partir a Israel, nos veremos privados de sus servicios". (Exodo 14, 5)

  • Además, frenó las ruedas de sus carros de guerra, haciendo que avanzaran con dificultad. Los egipcios exclamaron: "Huyamos de Israel, porque el Señor combate en favor de ellos contra Egipto". (Exodo 14, 25)

  • Moisés extendió su mano sobre el mar y, al amanecer, el mar volvió a su cauce. Los egipcios ya habían emprendido la huida, pero se encontraron con las aguas, y el Señor los hundió en el mar. (Exodo 14, 27)

  • llegaron a Mará, pero no pudieron beber el agua porque era amarga. De allí procede el nombre de Mará - que significa "Amarga"- dado a ese lugar. (Exodo 15, 23)

  • La casa de Israel llamó "maná" a ese alimento. Era blanco como la semilla de cilantro y tenía un gusto semejante al de las tortas amasadas con miel. (Exodo 16, 31)

  • Después vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en Refidím. (Exodo 17, 8)

  • Moisés dijo a Josué: "Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios". (Exodo 17, 9)

  • Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas. Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte. (Exodo 17, 10)

  • Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec. (Exodo 17, 11)

  • De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada. (Exodo 17, 13)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina