Löydetty 40 Tulokset: Despreció
lo verán y sentirán desprecio, pero el Señor se reirá de ellos. (Sabiduría 4, 18)
Al que antes habían hecho exponer al peligro, y luego rechazaron con desprecio, lo admiraron al final de los acontecimientos, admiraron al que antes habían abandonado en las aguas después de sufrir una sed muy diferente a la de los justos. (Sabiduría 11, 14)
Hay dos cosas que me entristecen y por una tercera se enciende mi enojo: un guerrero sumido en la indigencia, los hombres inteligentes tratados con desprecio y el que vuelve de la justicia al pecado: a este, el Señor lo destina a la espada. (Eclesiástico 26, 28)
Si llegan a pagar, el acreedor recibe apenas la mitad y tiene que aceptarlo como un favor. Si no, lo despojan de sus riquezas, y él se gana inútilmente un enemigo que le paga con maldiciones e insultos y le devuelve desprecio en vez de honrarlo. (Eclesiástico 29, 6)
¡Escúchenme, los que conocen la justicia, el pueblo que tiene mi Ley en su corazón! No teman el desprecio de los hombres ni se atemoricen por sus ultrajes. (Isaías 51, 7)
Desmanteló su morada como una huerta, arrasó el Lugar de los encuentros. El Señor hizo olvidar en Sión las fiestas y los sábados; despreció, en el ímpetu de su ira, al rey y al sacerdote. (Lamentaciones 2, 6)
Juro por mi vida -oráculo del Señor- que él morirá en Babilonia, en el lugar donde reside el rey que lo hizo reinar, cuyo juramento despreció y cuyo pacto quebrantó. (Ezequiel 17, 16)
El príncipe despreció un juramento y quebrantó un pacto; había dado su mano, y después hizo todo esto: ¡no escapará con vida! (Ezequiel 17, 18)
Por eso, así habla el Señor: Juro por mi vida que haré recaer sobre su cabeza mi juramento, que él despreció, y mi pacto, que él quebrantó. (Ezequiel 17, 19)
Así habla el Señor: Porque has aplaudido y pataleado, porque te has regocijado, con todo el desprecio de tu alma, a causa de la tierra de Israel, (Ezequiel 25, 6)
Así habla el Señor: Porque los filisteos han obrado por venganza y se han vengado con profundo desprecio, por el afán de destruir, a causa de una antigua enemistad, (Ezequiel 25, 15)
Por eso, así habla el Señor: Sí, en el ardor de mis celos, yo hablo contra el resto de las naciones y contra todo Edóm, que con el corazón desbordante de alegría y el alma llena de desprecio, se han atribuido la posesión de mi país, para destruirlo y saquearlo. (Ezequiel 36, 5)